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La Cruz Quebrantada
La Mano Oculta en el Vaticano
 
por Piers Compton
1984
 
 
La Historia de la iniciaci�n del Cardenal Roncalli
en la Masoner�a de los Rosacruces en 1935
 
Comentarios por
+ Gordon Cardinal Bateman
Agosto de 1999

Prefacio

Los extractos de abajo vienen del libro "La Cruz Quebrantada" (The Broken Cross), [1] de Piers Compton, quien era el editor del peri�dico Cat�lico "The Universe". Era un peri�dico diferente de lo que es ahora. 

"La Cruz Quebrantada", que ya no est� en publicaci�n, puede encontrarse en alg�n viejo repartidor de libros como Omni Publications, en Palmdale, CA, E.U.A. O h�gase una b�squeda de autor en www.amazon.com (vendedor de libros), usando "Piers Compton" como las palabras claves. 

Las revelaciones de este libro nos hablan de la iniciaci�n del "Cardenal" Roncalli en la Masoner�a de los Rosacruces. Roncalli fue el mismo cl�rigo que, en  el C�nclave de 1958, se rob� la Silla de Pedro mediante la enga�osa asistencia de la B'na B'rith, el brazo Mas�nico Jud�o que hoy controla todos los instrumentos del poder�o mundial. El sello del C�nclave fue roto por su agente en la persona del Cardenal Tisserant de Francia. 

Tambi�n es interesante notar que, desde que Roncalli enga�osamente se rob� la Silla de Pedro, un gran n�mero de Cardenales han sido expuestos como masones secretos. 
  


La Cruz Quebrantada

Parte 2 -- Cap�tulo 2

Como ya se mencion�, la reuni�n de las sociedades secretas se llev� a cabo en Par�s, en 1935, en la cual se aprobaron un n�mero de resoluciones memorables: y alrededor de ese tiempo, un Obispo del Norte de Italia que estaba trabajando en Estambul, la capital Turca, como representante de la Santa Sede, pasaba por una extra�a experiencia que iba a convertir hasta lo m�s m�nimo de estas resoluciones en una realidad trascendente. [2

El obispo en cuesti�n era Angelo Giuseppe Roncalli. Nacido en 1881 y ordenado en 1904. Atrajo r�pidamente la atenci�n del Vaticano como Doctor de Teolog�a y Profesor de historia Eclesi�stica. En 1921 fue asignado a la Congregaci�n de Propaganda y, despu�s de haber sido consagrado Obispo en 1935, entr� al servicio diplom�tico de la Iglesia. 

Su primer proyecto estaba en los Balcanes que, como Roncalli descubri�, era una parte del mundo que estaba lejos de estar a favor de cualquier influencia Cat�lica. Como Visitante Apost�lico, o Charg� d'affairs, de la Santa Sede en Sof�a, se vio envuelto en dificultades diplom�ticas con el Rey, tomando �stas un aspecto insignificante pero personal, hasta que en 1935 fue transferido como Delegado Apost�lico a Estambul. 

El presente fervor de modernizaci�n, bajo Mustafa Kemal, estaba en pleno desarrollo. Algunas de sus leyes cayeron pesadamente sobre la religi�n, Isl�mica y Cristiana, y el uso de cualquier vestimenta clerical en p�blico estaba estrictamente prohibido. El uso de t�tulos eclesi�sticos tambi�n fue proscrito. 

Se hizo sentir a Roncalli como si estuviera en una especie de camisa de fuerza, nunca realmente libre sino que vigilado y espiado, y sus acciones reportadas. Cualesquier contactos que haya desarrollado, eran poqu�simos. Su invariable rutina era, al final del d�a, irse calladamente a su casa como un peat�n extranjero y an�nimo. 

Una tarde se sinti� m�s cansado de lo normal y, sin desvestirse o apagar la luz, se ech� a la cama. En las paredes hab�an recordatorios de su vida anterior: fotograf�as de parientes, y de la villa sobre el llano de Lombard�a, donde se criaron juntos. Cerr� sus ojos y murmur� sus oraciones habituales. En una especie de visi�n, observ� caras flotar de una nube ante �l, aquellas que �l pas� descuidadamente en la calle de aqu�l d�a. Entre ellas estaba la cara de un anciano con cabello blanco y una piel de olivo que le daba un aspecto casi oriental. 

Lo que sigui� despu�s pudo haber sido un sue�o, o al menos as� pareci� cuando el sol ya hab�a salido. Pero en el silencioso cuarto, Roncalli oy� claramente al anciano preguntar: "�Me reconoces?", y, sin saber qu� lo impuls�, Roncalli respondi�; "S� siempre." 

Su visitante prosigui�: "Vine porque me llamaste. Est�s en el camino correcto aunque todav�a tienes mucho que aprender. Pero, �est�s listo?" [3

Roncalli no experiment� la m�s m�nima duda. Todo hab�a sido preparado para �l. "Te espero Maestro". Fue lo que dijo. 

El anciano sonri� y pregunt� tres veces si lo volver�a a reconocer; Roncalli respondi� tres veces que s�. 

Ni siquiera la llegada del d�a hizo que la experiencia pareciese inusual. Roncalli sab�a que aquello habr�a de repetirse de tal manera que le dar�a un sentido nada ordinario. 

Se dio cuenta que el tiempo hab�a llegado, cuando encontr� al mismo anciano esperando afuera de su habitaci�n; tambi�n sinti� que se hab�a desarrollado una situaci�n m�s familiar, causa por la cual Roncalli pregunt� al anciano si lo acompa�aba a la mesa. [4

El anciano neg� con la cabeza. "Es en otra mesa donde debemos cenar esta noche." Al decir esto, se encamin�, acompa�ado por Roncalli, a un distrito de calles oscuras y silenciosas, a las que �ste nunca hab�a entrado. Una abertura estrecha condujo a una puerta donde, como si por insitnto, Roncalli se detuvo. El anciano le dijo que subiera y que lo esperara. 

M�s all� de la entrada hab�a una peque�a escalera, y luego otra. No hab�a luz [5], pero en la casi total oscuridad, parec�an haber voces desde arriba que ordenaban a Roncalli a continuar. [6] Lleg� a un alto delante de una puerta, m�s chica que las otras, y que estaba entreabierta. Al abrirla, Roncalli se vio en un cuarto ancho de forma pentagonal [7], con las paredes desnudas y dos grandes ventanas cerradas. 

Hab�a una gran mesa de cedro en el centro de la misma forma que el cuarto. Hab�an tres sillas contra las paredes, y una t�nica de lino colgaba de una de ellas, as� como tres sobres sellados y unas fajas de diferentes colores. En la mesa hab�a una espada de pu�o plateado, cuya hoja parec�a llamear en la luz parcial de tres velas rojas [8]de un candelabro. En otro candelabro hab�an otras 3 velas que a�n no hab�an sido encendidas. Hab�a un incensario del cual estaban amarradas unas cintas de varios colores, y tres rosas artificiales de material ligero, con sus tallos cruz�ndose. [9

Cerca de la espada y del incensario hab�a una Biblia abierta. Una ojeada era suficiente para saber que estaba abierta en la Ep�stola de San Juan, y que narraba la misi�n de Juan el Bautista. Estos pasajes siempre tuvieron una fascinaci�n peculiar para Roncalli. "Fue un hombre enviado de Dios el cual se llamaba Juan..." El nombre de Juan adquiere un significado especial en las sociedades secretas, las cuales hacen reuniones el 27 de Diciembre, la fiesta del Evangelista, y el 24 de Junio, la fiesta del Bautista. Frecuentemente se refieren a los Santos Juan. 

Roncalli escuch� pasos ligeros detr�s de �l y se apart� de la mesa. Era alguien a quien llamaban, como ya lo hab�a hecho �l antes, el maestro. Ten�a puesto una t�nica larga de lino que tocaba el suelo, y alrededor del cuello una cadena de nudos, de la cual colgaban varios s�mbolos plateados. Coloc� su guante blanco en el hombro de Roncalli. "Arrod�llate, sobre la rodilla derecha". 

Mientras Roncalli se arrodillaba, el Maestro tom� de la silla uno de los sobres sellados. Lo abri� de tal manera que Roncalli fue capaz de ver que conten�a una hoja de papel azul, y que ten�a escrita una serie de reglas. El maestro tom� y abri� un segundo sobre, del que sac� una hoja similar y que dio a Roncalli. Estando �ste a un lado, vio que ten�a inscrita siete preguntas. 

"�Sientes que las puedes contestar?" pregunt� el Maestro. 

Roncalli respondi� con un s� y devolvi� el papel. 

El maestro lo utiliz� para encender una de las velas de la segunda base. Explic�: "Estas luces son para los Maestros del Pasado [10], quienes est�n entre nosotros." 

Despu�s recit� los misterios de la Orden con palabras que parec�an entrar y salir de la mente de Roncalli, sin que permanecieran; a�n as�, sinti� que de alguna manera siempre hab�an formado parte de su conciencia. 

Enseguida el maestro se inclin� sobre �l. "Nos reconocemos el uno al otro por los nombres que escogemos para nosotros mismos. Con ese nombre cada uno sella su libertad y su plan de trabajo, y as� forma un nuevo eslab�n en la cadena. "�Cu�l ser� el tuyo?"  La respuesta ya estaba lista. No hab�a vacilaci�n alguna. 

"Johannes", dijo el disc�pulo. Siempre listo en su mente estaba su Evangelio favorito. 

El Maestro tom� la espada y, acerc�ndose a Roncalli, repos� la punta sobre su cabeza; el s�lo toque hizo que algo fluyera por todo su ser, algo que Roncalli s�lo pod�a comparar con un gozo nuevo e irrepresible. El Maestro sinti� su sorpresa. 

"Lo que sientes en este momento Johannes otros lo sintieron antes que t�; yo, los Maestros del Pasado y otros hermanos alrededor del mundo. Crees que es una luz, pero no tiene nombre". 

Intercambiaron saludos fraternales y el Maestro bes� al otro site veces. Despu�s habl� en voz baja, haciendo que Roncalli tuviera conciencia de los signos, actos y ritos que deb�an llevarse a cabo todos los d�as, en momentos precisos, que corresponden a ciertas etapas en el transcurso del Sol. 

"Exactamente en esos puntos, tres veces al d�a, los maestros y hermanos alrededor del mundo repiten las mismas frases y hacen los mismo ritos. [11] Su fuerza es inmensa y se extiende lejos. D�a tras d�a sus efectos se sienten sobre la humanidad." 

El Maestro tom� el sobre restante, lo abri� y ley� los contenidos a Johannes. Concern�a la f�rmula del juramento, la solemne obligaci�n de no revelar los secretos de la Orden, prometer siempre trabajar para el bien y, lo m�s importante, respetar la ley de Dios y Sus ministros (una estipulaci�n algo ambigua considerando lo que implicaban sus alrededores). 

Johannes anex� su nombre al papel junto con un signo y un n�mero que el Maestro le ense��. Ello confirm� su entrada y grado en la Orden; y una vez m�s sinti� aquella fuerza misteriosa recorrer todo su ser. 

El maestro tom� el papel, lo dobl� siete veces y pidi� que Johannes lo colocara en la punta de la espada. Una vez m�s una llama s�bita recorri� el largo de la espada.  Lo llev� hasta las velas que todav�a daban luz "por los Maestros del Pasado." 

Las llamas lo consumieron y el maestro esparci� las cenizas. Entonces le record� a Johannes de la solemnidad del juramento que hab�a tomado [12], y de c�mo transmitir�a una sensaci�n de libertad, de verdadera libertad, [13] que los hermanos ya conoc�an. Despu�s bes� a Johannes, quien estaba profundamente afectado para responder de palabra o por gesto, y s�lo pod�a llorar. 

Pocas semanas despu�s, se dijo a Johannes (o Roncalli, como debemos llamarlo otra vez) que ya estaba lo suficientemente versado en el Culto para entrar en su fase decisiva, es decir, en el Templo. 

El maestro lo prepar� para algo que, y nunca ocult�ndoselo a Roncalli, ser�a una experiencia muy dura; el temor de Roncalli aument� al darse cuenta de que, a menos que se le encomendara una tarea de gran importancia, [14] nadie como �l, un iniciado del primer grado, hab�a sido permitido dentro del templo. 

�Qu� le esperaba a Roncalli? �Se le habr�a formado en su mente la figura de una cierta Silla o trono, mientras se abr�a paso por el Templo? 

All� la reuni�n de los hermanos fue otro indicio de que Roncalli hab�a sido escogido para una misi�n especial. En las paredes hab�an palabras misteriosas, Azort y el Tetragramat�n. �ste �ltimo es el terrible, inefable e impronunciable nombre del creador del universo, y se dice que hab�a sido inscrito en la cara superior del cub�culo, o piedra angular, en el sanctasanct�rum del Templo de Jerusal�n. [15

Aparece tambi�n en una figura que se usa para invocar a los esp�ritus malignos, o a veces como protecci�n contra ellos. Una figura que se conoce como el gran c�rculo m�gico, se traza [16] entre dos c�rculos que est�n compuestos de l�neas interminables y que simbolizan la eternidad. Se colocan varios art�culos como el crucifijo, algunas hierbas y unos tazones de agua que, seg�n dicen, influyen en los esp�ritus malos. [17

Tambi�n en el templo hab�a una cruz escogida en rojo y negro, y el n�mero 666, el n�mero de la Bestia del Apocal�psis. [18] Las Sociedades Secretas conscientes de la total ignorancia en cuanto a ellos, est�n ahora los suficientemente seguros para revelar sus intenciones. [19] El pueblo americano est� siendo familiarizado con la marca de la bestia en formularios, marcas comerciales y comunicaciones p�blicas: �y ser� pura coincidencia que el 666 sea parte del c�digo que se utiliza para dirigir cartas a los Brit�nicos que ahora (mayo de 1982) sirven en el Atl�ntico Sur (en la guerra con Argentina)? Esos n�meros que se dice que son muy eficaces en la realizaci�n de milagros y de magia, son asociados con el Dios Solar del Gnosticismo. 

Los Gn�sticos, una secta que floreci� a principios de la era Cristiana, negaron la divinidad de Cristo, menospreciaron a la revelaci�n, y creyeron que todas las cosas materiales, incluyendo el cuerpo, eran esencialmente malignas. Sostuvieron que la salvaci�n s�lo pod�a alcanzarse a trav�s del conocimiento (su nombre se deriva del griego gnosis: conocimiento). Las ep�stolas que ense�aban son alegor�as, cuya clave ha de encontrarse en un correcto entendimiento de Kneph, el dios sol, que es representado como una serpiente, y que es el padre de Osiris. Por tanto, es la primera emanaci�n del ser Supremo y el Cristos de su Secta. [20

Roncalli en su final y m�s elevada funci�n, para la cual hab�a sido iniciado, habr�a de usar en su guante la imagen del dios sol, rodeado de rayos de gloria. [21

Los colores rojo y negro hab�an sido reverenciados por los Gn�sticos y son frecuentemente utilizados por los sat�nicos. Tambi�n son los colores de Kali, la madre divina de la mitolog�a Hind�; proveyendo as� las muchas semejanzas que ocurren en las desviaciones del Cristianismo y en los cultos pre-cristianos. Debe notarse que tambi�n figuran en los estandartes del Movimiento Anarquista Internacional, cuyo profeta fue Mikhail Bakunin (1814-1876), pionero del Libertarismo en oposici�n al Estado Socialista. 

Mientras Roncalli observaba los detalles de la habitaci�n, los hermanos abandonaron sus lugares cercas de la pared, hasta que, lentamente y casi imperceptiblemente, empezaron a acercarse m�s y m�s hacia �l. Cuando hubieron formado una cadena, avanzaron todav�a m�s hasta tocarlo con sus cuerpos, como se�al de que su fuerza, que hab�a sido probada y comprobada en ceremonias anteriores, se transmit�a a �l. 

De pronto se dio cuenta que, y sin prestar mucha atenci�n, le estaban dando palabras de poder, y que fluyeron de �l en una voz que no reconoci� como la suya. Sin embargo, fue capaz de ver que todo lo que hab�a dicho estaba siendo anotado por el Gran Canciller de la Orden. Escribi� en franc�s, en una hoja de papel azul que ten�a como encabezado: "El caballero y la Rosa". [22

Juzgando por eso y otras se�ales, parece ser que Roncalli estaba afiliado con la Rose-Croix, los Rosacruces, una  sociedad fundada por el alem�n Christian Rosenkreutz, quien naci� en 1378. Pero, y de acuerdo con sus propias afirmaciones, "La Orden de la Rosa y la Cruz ha existido desde tiempos inmemoriales y sus ritos m�sticos y conocimientos fueron practicados y ense�ados en Egipto, Eleusis, Samotracia, Persia, Caldea, la India y en tierras m�s distantes. De esta manera fue transmitida a la posteridad la Sabidur�a Oculta de las Edades Antiguas". 

El que sus or�genes permanecen un misterio fue enfatizado por (el Primer Ministro) Disrael�, quien dijo de la Sociedad en 1841: "Sus fuentes ocultas desaf�an a la investigaci�n". 

Despu�s de viajar por Espa�a, Damasco y Arabia (donde fue iniciado en la magia ar�biga), Rosenkreutz regres� a Alemania y estableci� su fraternidad de los Invisibles. Y, en un edificio que ellos nombraron Domus Sancti Spiritus, continuaron tales variados estudios como los secretos de la naturaleza, alquimia, astrolog�a, magnetismo (o mejor conocido como hipnotismo), comunicaci�n con los muertos y medicina. 

Se dice que Rosenkreutz muri� a la avanzada edad de 106, y cuando se abri� su tumba, que se hab�a perdido por muchos a�os, se encontraron signos y s�mbolos de magia y unos manuscritos ocultos. 

A primera vista, Turqu�a podr�a parecer como un pa�s fuera del mapa: en lo que respecta a las operaciones de una sociedad secreta. Pero en 1911, Max Heindel (fundador de la Hermandad de los Rosacruces y la Concepci�n C�smica de los Rosacruces) escribi� de ese pa�s de una manera que mostraba que no se escapaba de las observaciones de aquellos que trabajaban con miras en el futuro religioso, pol�tico y social. "Turqu�a" -dijo- "ha avanzado enormemente hacia la libertad bajo la Juventud Turca del Gran Oriente." 

Durante las �ltimas d�cadas, hemos aprendido mucho sobre los ritos, c�digos y pr�cticas de las sociedades secretas, que anteriormente estuvieron ocultas. Sin embargo, hay pocos indicios sobre el modo en que escogen, de sus tropas inactivas, a aquellos que consideran capaces de fomentar sus designios. Una de sus instrucciones dice: "Debes aprender a gobernar a los hombres y a dominarlos, no por miedo sino por virtud, esto es, mediante la observaci�n de las reglas de la Orden". Mas un escrito oculto que apareci� en Nueva York, es m�s expl�cito: "Hoy se hacen experimentos, desconocidos con frecuencia por los mismos sujetos ... gentes de varios pa�ses civilizados est�n bajo supervisi�n, y un m�todo de est�mulos e intensificaci�n se les est� siendo aplicado, por medio del cual ellos dar�n a conocer a los Grandes una gran cantidad de informaci�n que servir� como gu�a para el futuro de la raza". Esto fue acompa�ado por un comentario muy enfatizado que, a su vez, era una promesa para uno que hab�a sido juzgado conveniente: "T� has sido, desde hace mucho tiempo, el objeto de nuestras observaciones y estudios". [23
 

Cap�tulo 3

En los �ltimos d�as de Diciembre de 1944, Roncalli se preparaba para dejar Turqu�a y trasladarse a Par�s, donde hab�a sido nombrado Nuncio Papal de la Cuarta Rep�blica Francesa. La guerra todav�a continuaba, y la diferencia que hab�a entre la derecha y la izquierda, en cuestiones pol�ticas, y que hab�a dividido a Francia, sali� a la superficie: pronto se hizo claro a los observadores, cuyo juicio no fue afectado por los t�tulos eclesi�sticos, que las simpat�as inherentes de Roncalli estaban con la izquierda. 

Fue por recomendaci�n suya el que Jacques Maritain fuera hecho Embajador franc�s de la Santa Sede. Maritain era considerado mayoritariamente como un pensador del mundo, ciertamente como uno de los fil�sofos Cat�licos [24] m�s prominentes. El impacto profundo de su "humanismo �ntegro" hab�a sido hasta ahora moderado por su perspectiva Aquina. [25] Pero luego fue superado por afirmaciones tan despreciables como la de que la dignidad Real de Cristo fue suficiente para las mentes medievales (y el mentor de Maritain, Tom�s de Aquino, hab�a sido medieval), pero no para gente iluminada por "instrumentos" como las revoluciones Francesa y Bolchevique. 

Su posici�n como fil�sofo "Cat�lico" vuelve a levantar sospechas, ya que por testimonio propio, �l no se convirti� por necesidad espiritual ni por argumentos teol�gicos o hist�ricos, sino por los escritos de Le�n Bloy (1846-1917). 

A pesar de su fluido estilo musical, los escritos de Bloy dif�cilmente son los que llevar�an a uno a convertirse al Cristianismo. �l identificaba al Esp�ritu Santo con Satan�s y se describ�a a s� mismo como profeta de Lucifer, a quien �l ilustr� como sentado sobre el mundo con sus pies en los rincones de la tierra, controlando toda acci�n humana y ejerciendo su gobierno paternal sobre el horripilante enjambre de desendencia humana. Comparado con esta visi�n de un Lucifer afable, se ve a Dios como un amo implacable y cuya obra terminar� en fracaso cuando Satan�s lo reemplace como Rey. 

De acuerdo con su propia confesi�n, Bloy se convirti� a lo que �l y sus disc�pulos llaman "cristianismo", por los desvar�os de una prostituta que ve�a visiones y que, despu�s de su aventura amorosa con Bloy, muri� en un manicomio. 

En 1947, Vincent Auriol fue nombrado Presidente de la Rep�blica Francesa. Era un conspirador anti-Iglesia, uno de esos endurecidos anticlericales que encuentran un hogar natural en el continente; a pesar de eso, �l y Roncalli no s�lo se hicieron socios cordiales, como lo demandaban sus oficios, sino que hasta buenos amigos. Esto no se debi� a la caridad Cristiana de una parte o cortes�a de la otra, sino a la ceremonia de Estambul, por la cual pas� Roncalli, y que estableci� un v�nculo de entendimiento entre los dos hombres. 

A esto se le dio expresi�n tangible cuando, en enero de 1953, el Arzobispo Roncalli fue elevado a Cardenal y Auriol insisti� en ejercer su derecho tradicional, como jefe del Estado franc�s, de conferir la birreta roja al nuevo pr�ncipe de la Iglesia. Esto ocurri� en una ceremonia en el Palacio Eliseo, donde Roncalli, sentado en la silla (prestada por el museo) donde Carlos X hab�a sido coronado, recibi� alabanzas de hombres que hab�an jurado reducirlos a polvo a �l y a todo lo que representaba, aunque con m�todos m�s enga�osos para asistirlos. Roncalli tambi�n hab�a sido jurado secretamente en este mismo designio. 

Tres d�as despu�s, como Patriarca, fue transferido a Venecia; y durante sus cinco a�os de estancia volvi� a mostrar, como lo hab�a hecho en Par�s, una cierta simpat�a por las ideolog�as izquierdistas, y que a veces asombraba a la prensa italiana. 

Fue durante el pontificado de P�o XII que un n�mero de sacerdotes, que entonces trabajaban en el Vaticano, se dieron cuenta de que no todo iba bien por debajo de la superficie. Pues una extra�a influencia que no les gustaba, se estaba haciendo sentir. Esto lo descubrieron en un grupo que lleg� a tener prominencia como expertos, consejeros y especialistas, y rodeaban tan estrechamente al Papa que hasta hablaban de �l, medio bromeando, como su prisionero. 

Esos sacerdotes que estaban m�s preocupados, pusieron en marcha una cadena de investigaciones aqu� y en Am�rica, donde su portavoz era el Padre Eustace Eilers, miembro de The Passionist Congregation of Birmingham, en Alabama. Con esto, se lleg� a establecer el hecho de que los Iluminati se estaban haciendo sentir en Roma por medio de infiltrados, especialmente entrenados, y quienes ven�an de cerca del lugar en Alemania, donde Adam Weishaupt se hab�a jactado de su plan de reducir al Vaticano a una mera concha vac�a. El hecho se hizo m�s evidente cuando el P. Eilers, quien anunci� que publicar�a los hechos, repentinamente fue encontrado muerto. Probablemente fue uno de esos ataques de coraz�n que preceden frecuentemente a  revelaciones prometedoras sobre las sociedades secretas. [26

P�o muri� en Octubre 9 de 1958, y el 29 de ese mes, despu�s de que los Cardenales en c�nclave hubieron votado once veces, Angelo Roncalli se convirti� en el papa n�mero 262 de la Iglesia Cat�lica. [27] Ten�a setenta y siete, pero con un f�sico bien capaz de sostener las 60 libras de vestimenta eclesi�stica con la cual fue sobrecargado para su coronaci�n del 4 de Noviembre de 1958. 

La elecci�n de Roncalli fue una se�al para que explosiones de bienvenida hicieran eco alrededor del mundo, frecuentmente de los sectores m�s inesperados. Los no Cat�licos, gn�sticos y ateos estuvieron de acuerdo en que el Colegio de Cardenales hab�a hecho una excelente decisi�n [28] y, de hecho, la mejor en varios a�os. Se hab�a encontrado a un hombre sabio, humilde y santo que iba a librar a la Iglesia de superficialidades y la llevar�a de regreso a la simplicidad de los tiempos Apost�licos. [29] Y, por �ltimo, pero no menos importante, entre las ventajas que promet�an mucho para el futuro, estaba el que el nuevo Papa era de estirpe campesina. 

Los Cat�lcos experimentados no pod�an explicarse el entusiasmo y la admiraci�n [30] con que le recib�an periodistas, corresponsales, locutores y equipos televisivos que llegaban en masas a Roma de casi todos los pa�ses del mundo. Pues hasta ahora muy poco sab�a el mundo sobre Angelo Roncalli, excepto que naci� en 1881, hab�a sido Patriarca de Venecia y que hab�a tenido puestos diplom�ticos en Bulgaria, Turqu�a y Francia. En cuanto a su humilde pasado, ya hab�an habido papas campesinos anteriormente. La Iglesia pod�a absorverlos tan facilmente como lo hab�a hecho con sus Pont�fices aristocr�ticos y acad�micos. 

Pero el mundo secular, como evidenciaron algunas de las publicaciones m�s populares de Inglaterra, insisti� en que algo grandioso hab�a ocurrido en Roma y que ello era s�lo la promesa de cosas a�n m�s grandes por llegar. [31] Mientras tanto, los Cat�licos informados, quienes hab�an abogado por la causa de la Iglesia, no pod�an m�s que rascarse sus cabezas y pensar. �Se habr�a ido alguna informaci�n, no a ellos que siempre hab�an apoyado a la religi�n, sino a aquellos que han servido trozos, o nada, de la verdad para excitar y enga�ar al p�blico? 

En esos momentos estaba en Roma un sacerdote Irland�s que dijo de aquel clamor por conocer detalles �ntimos de Roncalli: "Los peri�dicos, la radio la televisi�n y las revistas simplemente no pod�an conseguir informaci�n suficiente sobre los or�genes la carrera, la familia y los hechos del nuevo Santo Padre". D�a tras d�a, desde el cierre del c�nclave hasta la apertura del Consistorio, las actividades del nuevo Papa fueron tratadas con deslumbrante detalle para que todo el mundo viera. 

A este inter�s se le agreg� especulaci�n cuando se supo que el nuevo Papa deseaba que se le conociera como Juan XXIII. �Fue en memoria de su padre, quien se llamaba Juan, o por respeto a Juan el Bautista?  �O fue para enfatizar su prontitud para desafiar y a�n escandalizar a las perspectivas tradicionales? Juan hab�a sido un nombre favorito de muchos Papas. �Pero, por qu� retener la numeraci�n? 

Pues ya hab�a habido anteriormente un Juan XXIII, un antipapa, destitu�do en 1415. Tiene una tumba en el baptisterio en Florencia, y su retrato apareci� (hasta a�os recientes) en el Annuario Pontificio (el anuario de la Iglesia). Pero fue quitado entonces. No conocemos nada que se le acredite, y su �nico logro constatado, si se le puede creer a tan preciado r�probo, fue el de seducir a m�s de doscientas mujeres, incluyendo a su cu�ada. 

Mientras tanto, corr�a un sentimiento general de que la Iglesia se aproximaba a un rompimiento con el pasado tradicional. �ste siempre hab�a mostrado un orgulloso rechazo a las influencias de su entorno. De las modas del tiempo, hab�a sido protegido por una especie de armadura invisible. Pero ahora mostraba una prontitud de someterse a s� mismo a una reforma tan dr�stica, como esa que hab�a sido forzada en el siglo diecis�is. Algunos esperaban con anticipaci�n la actualizaci�n de la doctrina Cristiana, un deseado e inevitable proceso de re-conversi�n, en donde un catolicismo m�s profundo y siempre creciente, reemplazar�a al viejo y est�tico Catolicismo del pasado. 

Tal cambio fue anunciado cautelosamente en una temprana declaraci�n de Juan XXIII, cuando dijo: "De este a oeste se agita un viento nacido del esp�ritu, [32] que despierta la atenci�n y la esperanza de aquellos que est�n adornados con el nombre de Cristianos". 

Las palabras del 'Buen Papa Juan' (qu� pronto adquiri� esa valoraci�n halagadora), no fueron meramente prof�ticas. Hablaban de cambios que �l iniciar�a en la una vez monumental Iglesia. 


Notas

  1. La Cruz Quebrantada es tambi�n el desfigurado Cuerpo de Cristo, exhibido por los enemigos de la Cruz, empezando por Juan XXIII hasta el presente JP2. [regresar]
  2. El editor se refer�a sin duda a las instrucciones permanentes del Alta Vendita (el Iluminista italiano m�s importante de aquel tiempo), de conseguir un Papa de acuerdo a sus necesidades. [regresar]
  3. Aqu� deber� recordarse que para este tiempo Roncalli ya se hab�a interesado en el liberalismo, pero fue sospechoso y consecuentemente expulsado del puesto de ense�anza del palacio de Letr�n. Por tanto, fue natural que Roncalli, como un liberal, se interesara en la ideolog�a mas�nica de la adoraci�n humana, que es lo que el Vaticano II ense�a hoy. Paulo VI claramente lo defini� en su discurso de clausura del �licito Concilio Vaticano II, en Dic. 8 de 1965. [regresar]
  4. Roncalli siempre fue un gastr�nomo, y este h�bito lo llev� al palacio papal hasta llegar a su gran vol�men, se�ales del mas�n glot�n que llegar�a a ser. [regresar]
  5. �No es eso significante de las Sociedades Secretas, como los masones, que todos trabajen en la oscuridad del pecado? [regresar
  6. Es obvio que Roncalli fue "seleccionado", ya que estos conspiradores sab�an de su anterior inclinaci�n al liberalismo ap�stata. [regresar]
  7. Claro, todas las cosas sat�nicas son de esta forma. [regresar]
  8. Siendo el rojo el color de iniciaciones demon�acas. [regresar]
  9. La se�al de los Rosacruces o la "Cruz de Rosas". [regresar]
  10. Se dice que los Maestros son seres perfectos, maestros de la humanidad, quienes han pasado por una serie de iniciaciones hasta un estado m�s elevado de conciencia (una forma de Gnosticismo). [regresar]
  11. Es la adoraci�n de Satan�s, como �l lo demanda. [regresar]
  12. El mismo tipo de juramento de discreci�n que Juan XXIII (Johannes), como el primero de los antipapas, demand� de todos sus cardenales, despu�s de su elecci�n papal por la B'nai B'rith. El Cardenal Siri, quien hab�a sido electo v�lidamente en el primer y segundo c�nclave, y despu�s rechazado de ambos por los Cardenales masones, �tambi�n jur� discreci�n! El por qu� hizo este acto est�pido nunca sabremos.  [regresar]
  13. De todas la consecuencias del pecado. [regresar]
  14. Nada menos que la destrucci�n de la Iglesia Cat�lica mediante la introducci�n de una "luz repentina" o inspiraci�n del "esp�ritu" para llamar a un Concilio, que se convirti� en la Apostas�a Universal. [regresar]
  15. Puede notarse que en aqu�l tiempo los sumos sacerdotes hab�an abandonado las leyes mosaicas y se dedicaban al Talmud, la primera de las nuevas leyes humanas del nuevo Juda�smo. En ese entonces fueron, como Cristo los llam�, hijos de Satan�s, �ste su padre que era asesino desde el principio. [regresar]
  16. Utilizado en todos los ritos sat�nicos. [regresar]
  17. Art�culos parecidos fueron utilizados en la entronaci�n de Satan�s el 29 de Junio de 1963 en un Sal�n en Virginia. Fue una ceremonia de transmisi�n simult�nea por tel�fono, celebrada en la Iglesia de San Pablo en las afueras de Roma por ex-Cardenales Sat�nicos y otros masones de alto rango.  [regresar]
  18. De hecho aqu� Piers Compton se equivoca. El n�mero 666 es para el Hombre de Pecado, el anticristo y antipapa que finalmente se lig� a Paulo 6. �En el Annuario Pontificio, el registro de Papas desde San Pedro hacia abajo, el mismo n�mero de Tres seises se encuentran contra el nombre de Paulo 6! [regresar]
  19. Las van a exponer en su totalidad en el a�o Sat�nico del 2000. [regresar]
  20. �Podemos ahora ver la conexi�n Egipcia con la Masoner�a y la adoraci�n sat�nica? �No est� tambi�n el mundo secular continuamente inundado con Egiptolog�a? [regresar]
  21. Se han tomado fotograf�as de esta pintura para la posteridad. [regresar]
  22. Un informe detallado sobre la iniciaci�n de Roncalli se da en Les propheties du Pape Jean XXIII, de Pierre Carpi, el pseud�nimo de un italiano que pudo haber entrado en la misma Orden que Roncalli. Fue traducido al franc�s, y es muy dif�cil encontrarlo ahora. (Jean-Claude Lattes Alta Books 1975).  [regresar]
  23. Cartas sobre la Meditaci�n Oculta, por Alice A. Bailey. Ella era la sumo sacerdotiza de una escuela ocultista y asociada con las mentes de la Sociedad de los Iluminati. [regresar]
  24. Maritain podr�a ser descrito como un "Cat�lico Liberal", aunque obviamente tal expresi�n es rid�cula, �ya que no podemos decir que tal persona pueda tener dos puntos de vista contradictorios y a�n as� ser clasificado como de uno solo! [regresar]
  25. Se mantuvo firme en los dos puntos de vista opuestos, �siendo el mismo hombre! Sirvi� a dos maestros. [regresar]
  26. Lo mismo est� sucediendo ahora circa Julio de 1999. Sabemos de sacerdotes del Vaticano II que, desilusionados y que declararon abandonar su orden, fueron encontrados muertos en estacionamientos con repentinos ataques de coraz�n. Otros son encarcelados en Institutos Psiqui�tricos dotados de personal homosexual y con �rdenes de violar a estos pobres hombres. [regresar]
  27. De hecho Roncalli fue instalado por la interferencia de la B'nai B'rith y de la Secta. Ya que el Cardenal Siri fue el electo, pero rechazado para abrirle el paso a un antipapa, alguien que no tendr�a el carisma de la infalibilidad papal. Qu� bien conoce la Secta la doctrina Cat�lica m�s que los propios Cat�licos. [regresar]
  28. Claro, todos ellos sab�an sobre sus puntos de vista en cuanto a la Iglesia y del buen Mas�n que era. [regresar]
  29. Y recuerden que todos estos elogios proven�an de los m�s anticat�licos. �Regresar a tiempos Apost�licos? �Qu� tonter�as! [regresar]
  30. Y esto fue lo que llev� a la mayor�a de los Cat�licos a los brazos del mundo. Quer�an desesperadamente que el mundo admirara su fe. [regresar]
  31. �Estaban tambi�n en la conjura los medios de comunicaci�n? [regresar]
  32. Aqu� el "esp�ritu" NO es, ciertamente, el Esp�ritu Santo, sino muy probablemente el del mundo o hasta el del infierno. [regresar]

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